En Comunicación Audiovisual grabamos noticias,
entrevistas, cortos… Son prácticas muy interesantes, pero no por el contenido,
sino porque nos enseñan cómo funcionan las cámaras y los conceptos básicos.
Cada vez que toco una de las cámaras de la universidad me siento afortunada,
como una niña con un juguete nuevo. En mi casa, desde siempre, sólo ha existido
una videocámara: la de mi padre. Las cámaras de clase tienen algo en común con
la de mi padre, y es que cuando la tienes en la mano tienes casi más miedo que
ilusión. Siempre estás más pendiente de que esté bien sujeta, de que no se
caiga, de que no la robe nadie o de no tocar el botón equivocado por si la
estropeas, por no hablar de la bronca que viene después. Con tantas cosas en la
cabeza no puedes pararte a pensar en lo esencial, cuesta más.
Con el móvil es totalmente diferente. Es mi cámara,
no pesa, la puedo guardar en el bolsillo y sacar en cualquier momento y
cualquier lugar. Es como una hoja en blanco en la que puedes poner cualquier
cosa. Cuando nos propusieron hacer un corto con el móvil me encantó. Los
jóvenes de hoy en día ya estamos muy acostumbrados a usar la cámara del móvil.
No es sólo la tercera mano, es también la prolongación de tu mente. Todo lo que
pienses o veas puedes transformarlo en imágenes con sólo pulsar un botón. Y
cuando terminas ahí se queda, en tu bolsillo, sin necesidad de copias de
seguridad, tarjetas externas o una televisión donde proyectar las imágenes.
En Historias muestro partes importantes de mi
vida. Todas las personas que aparecen son de mi familia. He querido expresar
que para mí es muy importante capturar momentos personales, recuerdos. Pero sin
olvidar que estoy en Comunicación Audiovisual por algo más, para crear historias
y darles forma.
Con el móvil puedo grabar cualquier momento para
poder recordarlo más adelante. Es el mejor recurso que tenemos, porque el móvil
va siempre con nosotros, algo que no podemos decir de una cámara que necesita
su mochila con sus baterías y sus cables, incluso un trípode más alto que tú. Esto
no quiere decir que desprecie las cámaras profesionales. Sólo quiero hacer ver
que no por tener peor cámara cuentas peores historias. Como dijo Francis Ford
Coppola en el programa Soy Cámara,
“este profesionalismo en las películas será destruido para siempre, y entonces se convertirá en una forma de arte”. Con el
móvil cualquiera puede hacer cine.
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