14.10.13

Vestir la Palabra - Julen Yuguero

Nunca se me ha dado bien, no sé si por timidez o por miedo a la respuesta, contestar a preguntas con márgenes tan nebulosos como la de por qué hago lo que hago. Y por eso, supongo, divago en mis reflexiones y hace falta bucear en mi discurso para encontrar la respuesta a esas preguntas. Aún a día de hoy no estoy muy seguro de por qué estudio Periodismo o Comunicación Audiovisual. Supongo que todos los caminos me llevaban a una Facultad de Ingeniería o Arquitectura. Ya había dado todos los pasos (cursaba bachillerato técnico) y la Selectividad estaba cerca, pero me daba un poco de miedo ver lo rápido que se acercaba la hora de tomar decisiones. Me dan pavor esos momentos. Ya he dicho antes que no se me da bien contestar a preguntas como la de por qué hago lo que hago, y supongo que tomar decisiones tiene mucho que ver con esto.
Siempre he creído que acabaría escribiendo. Disfruto haciéndolo aunque por algún motivo siempre he creído que trabajar y disfrutar no son términos compatibles. Hasta que vi el momento de tomar decisiones lo suficientemente cerca como para asustarme de verdad y comprendí que debía replantearme muchas cosas. El caso es que, afortunadamente, decidí que tenía que aparcar mi conformismo e intentar dedicarme a algo que me hiciera feliz. Por eso empecé a estudiar Periodismo.
La vocación que me llevó a estudiar Periodismo es la de contar historias. Y siempre he creído que la fórmula más eficaz para hacerlo es la palabra. Pero en mi proceso de aprendizaje comprendí que hay formas expresivas con una capacidad emotiva mucho mayor. Disfruto con las obras que buscan el paroxismo. Me gusta el arte que tiene un objetivo definido, sea cual sea, siempre que implique buscar un cambio en la audiencia.
Y creo que por eso empecé a compaginar los estudios de Comunicación Audiovisual con los de Periodismo. Para mí el cine es una de las formas de expresión más expresivas (perdón por la redundancia).  Me encantaría poder dedicarme algún día a hacer ejercicios visuales con la intención de conmover, enseñar, concienciar, consolar…
Creo que esta sinuosidad en el pensamiento se refleja en mi corto. Ahí se percibe, aunque haya que bucear un poco, mi obsesión por ejercer una influencia en la audiencia y la búsqueda de la fórmula más efectiva para ello. Y qué mejor forma de concretar estas ideas que hacer un ejercicio visual y tratar de expresar por medio de imágenes la fuerza de una palabra (que la palabra en sí misma no podría hacer). Una palabra, por cierto, tan devaluada por su uso continuado como es Padre o Aita, palabra que encierra un significado amplísimo que todos conocemos pero la rutina nos hace olvidar.

Supongo que eso es el arte, un intento de rescatar de la normalidad cosas excepcionales, de hacer que emerjan de nuestro interior cosas cuya existencia desconocíamos o, como digo en el vídeo, de convertir lo pequeño en grande. Supongo, aunque repito que sé me dan muy mal las respuestas absolutas, que estudio Comunicación Audiovisual porque me gustaría hacer arte.


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